jueves, 17 de febrero de 2011

Trans-formers

“Todo puede cambiar en cualquier momento”.
 “No todo es blanco o negro”.
“Simplemente tenemos que saber encontrar el lado adecuado en y para el momento adecuado. Saber mirar desde distintos puntos de vista para al final encontrar el apropiado y más próximo a uno mismo”.


Esta es, en parte, la conclusión a la que debemos llegar con este ejercicio. Necesitamos hacer de nuestro “trans-former” una pieza llena de dinamismo que a su vez permita hacerse habitable. Tenemos que adaptar un objeto, aparentemente inherente, a una de las ciudades con más movimiento del mundo, a la ciudad de Nueva York.


De primera mano este ejercicio puede parecer muy sencillo. Pero hay que tener en cuenta que nuestro objeto no fue construido bajo la idea de cobijar, si no que surgió de la mano de un joven estudiante que dio rienda suelta a su imaginación a partir de un simple proceso de manipulación de piezas carentes de todo sentido y complejidad. Este trabajo inicial hace que nosotros, los alumnos, nos auto-condicionemos a pensar que nuestro objeto es una u otra cosa, y que cuando llega el momento de adaptarlo a una nueva función, nos encontremos en una situación más complicada de lo que podía parecer.


He aquí donde interviene nuestra vena más arquitectónica, que conseguirá que adaptemos todo tipo de objetos, con diversas formas y tamaños, y los incluyamos en tan famosa ciudad. Una adaptación tanto del entorno como del propio “edificio” que harán que logremos crear un nuevo espacio. Un área formada por los distintos elementos que encontramos en una ciudad, elaborados de las más diversas formas.


El resultado aún está por ver, pero estoy segura de que, de un modo u otro, lograremos cambiar la sensación que encontramos al ver un conjunto de “chatarra” dispuesta sobre una mesa, hasta conseguir ver una ciudad marcada por los “edificios” y las autenticas calles de la Gran Manzana.